EVASION EN PELENOR – AVENTURAS DE MORTIIS Y VRURG
Las grandes puertas de Udun se abren lentamente; mientras dos oscuras figuras entran en la tierra oscura de Mordor. Es casi un milagro este acontecimiento; pues no todos los dias un prisionero de Minas Tirith escapa con vida.
Todo empezó un día nublado cuando Mortiis y Vrurg salieron “de caza”, a las montañosas cercanías de Minas Tirith, en la tierra de Rohan.¡La caza era, por supuesto, de humanos! Mortiis y Vrurg hacía tiempo que se se divertían asaltando a los asaltantes de caminos, asustandolos, torturandolos y robandoles los objetos de valor. Tenían una buena colección de anillos, collares, cuchillos y dedos...
Pero la suerte quiso jugar, esta vez, con los dos siervos de Sauron y en cierta colina del Folde Este de Anórien, tierra de Rohan, se encontraban Mortiis y Vrurg; pisoteando decenas de tejones y jugando a ver quien pisaba más antes de que no quedara ni uno... De repente... tras unos matorrales se pudo oir un estaño ruido. Mortiis y Vrurg se miraron y se acercaron poco a poco... Mortiis alzo su gran hacha para aplastar los arbustos y lo que en su interior hubiese... un ruido metálico resonó fuertemente! Era el ruido del yelmo metálico que llevaba Grunfoold. Mortiis Estaba en el suelo inconsciente; pues había recibido el cabezazo más impresionante que jamás había recibido un Olog Hai! Vrurg se quedó, por un instante, de piedra. Pero se recobro rapidamente, al menos para poder dar un par de hachazos al enano. Grunfoold, el enano, sin envargo iba muy bien protegido por su dura armadura y casi parecia no sentir los golpes que el orco de apropinaba. Vrurg no tardó en caer.
Cuando Mortiis y Vrurg recobraron el conocimiento estaban atados de manos y sin armas. El enano les escupió y humilló durante las muchas horas que duró el viaje hasta los calabozos de Minas Tirith. Una vez allí fueron encerrados y vijilados durante semanas.
Como escapó Vrurg de la prisión es todo un misterio digno de reconocimiento. Pues fue todo tan secreto y sigiloso que ni el propio Mortiis se dió cuenta. Uno de los espías de Sauron logró internarse con exito en los calabozos y sacar de allí al orco. Ese orco era muy importante para Mordor, pues de haber revelado ciertos secretos, el Señor Oscuro habría perdido ventaja... Pero mejor será no hablar más de este asunto, ya que como se ha descrito... es un secreto.
Vrurg regresó a Barad Dûr y fue interrogado bajo la tenebrosa presencia de los Nueve Espectros del Anillo o Naz-Gûl como eran llamados en la lengua de Mordor. Mortiis tenía que ser liberado a toda costa. Aunque era un totorrón, que casi no sabía hablar, y no lo entendián ni los propios orcos; podía ser muy útil a los Gondorianos. Mortiis tenía que desaparecer de Minas Tirith ¡vivo o muerto!
Un animista de Harad fue encargado para la misión de “rescate” esta vez. Al ser un humano y conocer bien la lengua de Gondor tenía posibiliades de éxito.
En las puertas del Anillo de Pelenor, o lo que es lo mismo, la muralla de Minas Tirith; se encontraba aquella mañana Ilsasiire y Glognius conversando acerca de un viaje a las Montañas de Hierro. El enano le estaba pidiendo a la elfa un fabor; necesitaba un guía para regresar a su tierra pues el largo camino de regreso no lo recordaba y Ilsasiire viajaba mucho a Esgaroth por lo que conocía bien la ruta mejor.
La conversación fue interrumpida cuando apareció un estraño viajero. Un hombre encapuchado; con túnica dorada y partes de tela bordada en rojo sangre. Ilsasiire lo saludó y le preguntó de donde venía. El desconocido le contó que venia de muy lejos, de la costa de Benfalas. Y Ilsasiire le invitó a seguirla al interior de la ciudad, a pesar de sentir los gruñidos y quejas de Glognius su amigo enano; el cual no se fiaba de aquel exótico viajero. Ilsasiire enseñó al viajero buena parte de la gran ciudad y se despidio de este para encargarle una habitación en la mejor posada que conocía. La elfa amaba conocer gentes de lugares distantes y ayudarles en todo lo posible.
El viajero aprovechó ese momento para ir a la zona de la prisión y usó, con éxito, sus dotes de persuasión con los guardias. Llegó hasta la celda de Mortiis y llamó a un guardia. Pudo convencer al guardia para acercarse a los barrotes de la celda del Olog Hai y este lo hizo. Mortiis no dudó en agarrar la cabeza del guardia y aplastarla contra los barrotes. Los sesos del humano estaban esparcidos por toda la celda. Mortiis se aproximó al desconocido “salvador” y alzó sus manos para matarlo también. Fue entonces cuando el animista pronuncio unas palabras en la lengua oscura y Mortiis se dio cuenta que era un aliado. El animista pronunció unas antiguas palabras hechizadas y el aire que envolvia a Mortiis dejó de ser transparente por unos minutos. La enorme figura del Olog era inpercivible al igual que la del animista. Juntos salieron por las puertas de Minas Tirith. La evasión había sido exitosa. El animista prefirío no eliminar a Mortiis y dejarlo escapar. Era un animista lleno de sabiduría. Mortiis no olvidaría jamas al humano.
(perdonad mis faltas de ortografia!!...)
Miér Oct 01, 2008 12:17 am